Luis Cernuda, Desolación de la Quimera, 1962

1936* 

Recuérdalo tú y recuérdalo a otros, 
Cuando asqueados de la bajeza humana, 
Cuando iracundos de la dureza humana: 
Este hombre solo, este acto solo, esta fe sola.
Recuérdalo tú y recuérdalo a otros. 

En 1961 y en ciudad extraña, 
Más de un cuarto de siglo 
Después. Trivial la circunstancia, 
Forzado tú a pública lectura, 
Por ella con aquel hombre conversaste: 
Un antiguo soldado En la Brigada Lincoln. 

Veinticinco años hace, este hombre, 
Sin conocer tu tierra, para él lejana 
Y extraña toda, escogió ir a ella 
Y en ella, si la ocasión llegaba, decidió a apostar su vida, 
Juzgando que la causa allá puesta al tablero 
Entonces, digna era 
De luchar por la fe que su vida llenaba. 

Que aquella causa aparezca perdida, 
Nada importa; 
Que tantos otros, pretendiendo fe en ella 
Sólo atendieran a ellos mismos, 
Importa menos. 
Lo que importa y nos basta es la fe de uno. 

Por eso otra vez hoy la causa te aparece 
Como en aquellos días: 
Noble y tan digna de luchar por ella. 
Y su fe, la fe aquella, él la ha mantenido 
A través de los años, la derrota, 
Cuando todo parece traicionarla. 
Mas esa fe, te dices, es lo que sólo importa. 

Gracias, Compañero, gracias 
Por el ejemplo. Gracias porque me dices 
Que el hombre es noble. 
Nada importa que tan pocos lo sean: 
Uno, uno tan sólo basta 
Como testigo irrefutable 
De toda la nobleza humana.

*Extraido de: Luis Cernuda, Poesía completa, Barcelona, Editorial Barral, 1975.

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