Apuntes de historia: Introducción a la historia del Próximo Oriente Antiguo y Egipto (II)

LENGUAS DEL POA

Otro aspecto fundamental a la hora de adentrarse en la apasionante historia del POA y Egipto es conocer, al menos en sus rasgos generales, la gran variedad de culturas, lenguas y escrituras que lo recorren tanto en el tiempo como en el territorio. Por ello, tenemos que tener en cuenta la amplitud del territorio y de la gran horquilla temporal del que estamos hablando -hay que matizar que tenemos un periodo de tiempo de unos tres milenios, casi nada-. Otra cuestión, que bajo mi punto de vista hay que debatir, es la ecuación de que sí lengua es igual o no a cultura. Un tema, un debate, no solo útil para el estudio de la Antigüedad, sino también para el estudio de nuestra sociedad actual, pues buena parte de los movimientos nacionalistas contemporáneos se fundamentan en torno a una lengua. En mi opinión, no se debería equiparar lengua a cultura, pues la primera es un elemento portátil, un elemento que se puede aprender y no por ello generar cultura. Aunque dicho esto, si que es cierto que uno de los muchos factores que conforman una cultura, el idioma puede ser o no parte de ella. Aclarado esto, se suelen definir a las lenguas del POA en cuatro grandes grupos: lenguas jaféticas, lenguas semitas, lenguas camitas y lenguas indoeuropeas. 

Lenguas jaféticas

Todas las lenguas jaféticas tienen en común que son lenguas aglutinantes, con dos características esenciales; en primer lugar que las palabras tienen una raíz que no varía por lo cuál cuentan con unos cuantos prefijos y sufijos que las modifican. Y, en segundo lugar también están definidas por el carácter pasivo de la acción verbal.  La más importante de las lenguas jaféticas fue el umerio, que aparece ya en algunos textos del IV Milenio y que perdurará hasta mediados del I Milenio a. E. Convivió durante prácticamente dos mil años junto con otras lenguas. Otra de las lenguas importantes es el elamita, conocida su presencia desde el III Milenio y que del mismo modo que el sumerio pervivió al menos hasta el I Milenio. Luego está el hurrita, una lengua muy conocida a pesar de que se desconoce su procedencia. Es anterior al II Milenio y su ámbito nuclear fueron los afluentes del Eúfrates. Se sabe que fue la lengua principal de Mitanni, un proto-Estado surgido de una fusión entre la población indígena y gentes de origen indoeuropeo, y que fue hegemónico en la región del norte de Mesopotamia hasta la entrada de Egipto en la política «internacional». Tras su desaparición, sus restos pervivieron en Urartu y en Anatolia, con lenguas hermanas como el urartio (hurrita moderno) y el hatita. Finalmente, no podemos olvidar el casita, lengua bastante desconocida del II Milenio (Imperio Casita) que pervivió en la parte central de Mesopotamia y que fue absorbida por el babilonio.

*Imagen obtenidas del portal del Departamento de Historia Antigua de la Universidad de Zaragoza (Prof. Dr. G. Fatás).

Lenguas semitas

Las lenguas con más repercusión en el POA. Lenguas pertenecientes a los pueblos nómadas en origen y que por lo tanto van a configurar grandes movimientos de población. En el III Milenio el movimiento acadio, que provoca una sedentarización en la región de Sumer. En el II Milenio la emigración amorrita, y en el I Milenio la oleada aramea. En general son sociedades de carácter patriarcal, inclinados a la adoración de dioses superiores. Hay dos grandes bloques de lenguas semitas; la Oriental y la Occidental. El Oriental que en el III Milenio también se denomina acadio y que en el II Milenio se convierte en dos lenguas, el asirio y el babilonio. El Occidental se divide en dos grandes lenguas, el ugarítico y el fenicio

El arameo llevará consigo la extensión del alfabeto por la región. Fue una lengua de gran importancia, con una gran expansión desde el siglo VI a. E. hasta convertirse en la lengua oficial de la administración del Imperio Persa (Ciro II el Grande). Entre las lenguas semitas sur-occidentales destacan el árabe y el abisinio

Lenguas camitas

También conocidas como lenguas semítico-camitas -hoy en día ya en desuso, se prefiere el término lenguas afroasiáticas- y su principal importancia está en la influencia que ejerció sobre el egipcio antiguo (semita).

Lenguas indoeuropeas

Su origen se encuentra entre el 6000 y el 5000 a. E. en los movimientos de población de las estepas euroasiáticas, pero hasta el II Milenio no hay referencias de su presencia en el Próximo Oriente. La primera oleada llega de la mano del hitita, lengua de los hititas que se asientan en la Península de Anatolia y que tienen origen indoeuropeo. La segunda será ya a finales del II Milenio con la presencia del griego, el frisio, el lidio o el persa

*Imagen obtenida del portal del Departamento de Historia Antigua de la Universidad de Zaragoza (Prof. Dr. G. Fatás).

Sin entrar en las grandes discrepancias que hay entre los investigadores a la hora de categorizar a las lenguas indoeuropeas, aunque generalmente se hace por su cronología, podemos decir que las lenguas indoeuropeas estuvieron vinculadas a un modo de vida o cultura indoeuropea como el uso del sistema decimal, la domesticación del caballo, y como bien demostró el esquema tripartito de George Dumezil de los pueblos indoeuropeos: soberanía, guerra y administración y gestión. Un esquema que si observamos a varias culturas de origen indoeuropeo se repite; en los romanos con Júpiter, Marte y Quirino (Minerva), en los indo-iranios con Mitra, Indra y Váruna, o en los escandinavos con Odín, Thor y Frey.

ESCRITURAS EN EL POA

Al respecto de las escrituras, en primer lugar hay que matizar que se tiende a equiparar lengua y escritura, aunque ciertamente en muchas ocasiones no coinciden. De hecho, es muy común que algunos pueblos utilicen varias herramientas o tipos de escritura a lo largo de su historia, como por ejemplo los celtas que llegaron a utilizar hasta cinco tipos distintos de escritura para una misma lengua. En segundo lugar hay que tener en cuenta que la escritura nace por necesidad, sobre todo a raíz de la aparición de los primeros proto-Estados para tener controlados todos sus recursos.

El nacimiento de la escritura se produce en torno al 4000 a. E. en la ciudad de Uruk. Los primeros escritos eran en arcilla y generalmente se trataba de pictogramas, sellos y marcas que reflejaban ideas sencillas o simplemente la pertenencia o propiedad de los recursos. De la evolución de estos ideogramas, surge ya a mediados del III Milenio, la escritura cuneiforme que consistió en la simplificación de esos pictogramas y la rotación 90 grados a la izquierda. De tal modo el cuneiforme ya contaba con 8 posiciones básicas y ese cambio supone la perdida de la relación entre el objeto identificado y lo que se escribía. Entre las principales lenguas que soportó la escritura cuneiforme está el sumerio, una lengua aglutinante monosílaba, o el acadio, no sin grandes problemas de adaptación.


En cuanto a la escritura jeroglífica hay que decir que se trata de la escritura sacerdotal por antonomasia, reservada en buena medida a este tipo de actos. En Egipto, sobre todo, tendrá un carácter sagrado, normalmente sobre material duro. Su uso estará vigente hasta el siglo IV a. E. y no se comienza a conocer hasta la campaña napoleónica en Egipto y Siria (1798-1801) con el descubrimiento de la Piedra de Rosetta, donde aparece la escritura jeroglífica acompañada de escritura demótica y en griego antiguo. Otra variante de la escritura jeroglífica son los jeroglificos hititas, que en este caso formaron parte de la expresión popular y junto con el cuneiforme fue una de las formas en las que se expresó la lengua hitita.

Por otro lado, tenemos el alfabeto, que tuvo como matriz el cuneiforme pero que finalmente consiguió desbancarlo. La principal característica de la escritura alfabética es que desde el siglo XIV antes de la Era individualiza los sonidos, hasta ese momento solo individualizaba las consonantes (proto-alfabeto). Triunfarán dos alfabetos; el arameo y el fenicio. El alfabeto arameo se introduce por el continente y en cambio el fenicio se expandió por el Mediterráneo de la mano de la intensa actividad comercial de los fenicios. Sin duda fue un invento revolucionario y uno de los últimos modos de escritura que se acuñaron en el POA.

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