Apuntes de historia: Italia y los orígenes del fascismo (II)

El advenimiento de la sociedad de masas llegaba a Italia con una serie de tensiones no solo provocadas por la guerra, sino por el propio desfase del sistema político que se hacía evidente en el triangulo industrial de Milán, Turín y Génova. Así, en 1919 se introdujo el sistema de representación proporcional que acabó por hundir a los viejos partidos liberales y llevó al gobierno al recién creado Partito Popolare Italiano -fundado por Sturzo ese mismo año-, junto con un ascenso importante del Partito Socialista Italiano. En este sentido, tenemos que tener en cuenta dos procesos fundamentales del periodo. Uno, la conflictividad social, ocupaciones de fábricas y tierras (Biennio Rosso). Dos, la cultura de los excombatientes que los vinculaban emocionalmente a las causas nacionalistas. El ejemplo más paradigmático es la toma de la ciudad de Fiume por unos miles de excombatientes liderados por Gabrielle D'Annunzio. 



En este contexto, apareció una figura clave, Benito Mussolini. Un militante socialista que trabajaba como periodista del órgano del Partito Socialista Italiano, el Avanti, hasta que en 1914 en medio del debate de la intervención en la guerra fue expulsado del PSI. Mussolini nunca realmente creyó en el ideario marxista, lo veía como algo ajeno a Italia. Se necesitaba un movimiento con las señas propias de la identidad italiana. Tras la guerra, en 1919 formó los Fasci di Combattimento, en Milán en una mansión y rodeado de 118 personas entre ellos Marinetti (de ahí esa conexión con la modernidad y el futurismo de los años 20).



La estrategia de este nuevo partido fue el squadrismo, es decir, la conversión de grupos de excombatientes en fuerzas paramilitares pagadas por los grandes empresarios y propietarios para reprimir las ocupaciones y huelgas de los trabajadores. Unas acciones que contaron con la complicidad y benevolencia de las fuerzas del Estado. Poco a poco, se van desmantelando y destruyendo los sindicatos socialistas y cristianos. En 1921, cuando los Fasci di Combattimento ya cuentan con 230.000 personas, todo un fenómeno social, se funda el Partito Nazionale Fascista que en tan solo un año, y con muy pocos diputados accederá al poder tras la famosa Marcha sobre Roma. 



¿Qué ofrecía el fascismo para ser tan atractivo? En primer ofrecía camaradería a unos veteranos con problemas para integrarse de nuevo en sociedad, una especie de continuación de la Gran Guerra tras la paz. A los más jóvenes, les ofrecía excitación en un mundo deprimido, una visión de futuro con el final del orden liberal decadente.

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