Momentos escénicos: 1992 (Milenovecento novantadue)
Al cine se le suele conocer como el séptimo arte, pero ¿Por qué? Le debemos a los griegos y la cultura clásica la clasificación de las artes en grandes bloques temáticos. De hecho, los sofistas presocráticos dividieron el mundo del arte en dos ámbitos: las «artes útiles» y las «artes placenteras». Platón, que suscribió todo esto, las clasificó en «artes productivas» y «artes imitativas». También los romanos se preocuparon de esta cuestión y Cicerón, como buen hombre de Estado, las organizó según su importancia: las «artes mayores» como la política, las «artes medianas» como la poesía o la retórica, y las «artes menores» entre las que entraban la pintura o la escultura.
En la Edad Media se continuó con la organización que había planteado Galeno en el siglo II, mediante una división entre «artes liberales» y «artes vulgares», que acabaron por conformar el propio sistema educativo hasta la época carolingia e incluso hasta finales de la Baja Edad Media, el trivium -la gramática, la retórica y la dialéctica- y el quadrivium -la aritmética, la geometría, la astronomía y la música-. Esta división, separaba las artes de los oficios, la primera como una manera de aproximarse al inicio de todo, a la divinidad, y la segunda como una mera forma de trabajo manual. En el Renacimiento, con la preocupación por la recopilación de todos los saberes, comienza una auténtica obsesión por la clasificación de las artes; el primer arte, la arquitectura, el segundo, la escultura, el tercero, la pintura, el cuarto, la música, el quinto, la danza y el sexto, la poesía y la literatura.
De este modo, no será hasta el siglo XX, con la consolidación del género cinematográfico, cuando al cine se le empiece a conocer como el séptimo arte (Canudo, 1911). Todo esto, para justificar una sección del blog en la que mostraremos la belleza contenida en la escenografía y fotografía del séptimo arte. Empezamos con una pequeña muestra de una producción de Wildside, La 7 y Sky Italia, titulada 1992 (Milenovecento novantadue). Una serie donde la vida de los seis protagonistas se entremezcla con importantes acontecimientos políticos que se vivieron en la Italia de principios de los noventa, la corrupción, el «final de la Primera República» y el fenómeno de las Mani Pulite.
En la Edad Media se continuó con la organización que había planteado Galeno en el siglo II, mediante una división entre «artes liberales» y «artes vulgares», que acabaron por conformar el propio sistema educativo hasta la época carolingia e incluso hasta finales de la Baja Edad Media, el trivium -la gramática, la retórica y la dialéctica- y el quadrivium -la aritmética, la geometría, la astronomía y la música-. Esta división, separaba las artes de los oficios, la primera como una manera de aproximarse al inicio de todo, a la divinidad, y la segunda como una mera forma de trabajo manual. En el Renacimiento, con la preocupación por la recopilación de todos los saberes, comienza una auténtica obsesión por la clasificación de las artes; el primer arte, la arquitectura, el segundo, la escultura, el tercero, la pintura, el cuarto, la música, el quinto, la danza y el sexto, la poesía y la literatura.
De este modo, no será hasta el siglo XX, con la consolidación del género cinematográfico, cuando al cine se le empiece a conocer como el séptimo arte (Canudo, 1911). Todo esto, para justificar una sección del blog en la que mostraremos la belleza contenida en la escenografía y fotografía del séptimo arte. Empezamos con una pequeña muestra de una producción de Wildside, La 7 y Sky Italia, titulada 1992 (Milenovecento novantadue). Una serie donde la vida de los seis protagonistas se entremezcla con importantes acontecimientos políticos que se vivieron en la Italia de principios de los noventa, la corrupción, el «final de la Primera República» y el fenómeno de las Mani Pulite.
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