Apuntes de historia: Historia de Roma. La configuración de la República (II)

Según la tradición, Roma se convirtió en una república tras la expulsión del rey Tarquinio «el Soberbio» en el 509 antes de la era común. De hecho, hasta entonces la historia romana había estado vinculada a la monarquía, ya sea bajo el reinado de los latino-sabinos o bajo los propios etruscos. Como ya hemos visto, el primer monarca fue Rómulo, descendiente del mismísimo dios Marte, y al que se le atribuye la fundación de la ciudad (753). Un proceso que no está verificado tal cual, pero que no deja de ser un reflejo del sinecismo entre las comunidades asentadas en las distintas colinas alrededor del Palatino. También se atribuye a Rómulo la creación del Senado primitivo compuesto por 100 patres, cuyos descendientes serán conocidos como «patricios». Asimismo, la tradición también le atribuyó la división del pueblo de Roma  en 3 tribus por 10 curias cada una (30 en total). De este modo, los Comicios Curiados funcionaron como una asamblea de representación y decisión donde, por ejemplo, se ratificaba a los reyes elegidos por el Senado.


A partir de ahí, cada uno de los reyes latino-sabinos cumplió una determinada función. Sí Rómulo fundó la ciudad y la dotó de las primeras instituciones, su sucesor Numa Pompilio fue el que organizó la religión romana, creando los principales sacerdocios (augures, vestales, pontífices, etcétera) Tulio Hostilio fue un rey guerrero, destruyó Alba Longa para hacerse con el control de la desembocadura del Tíber. Por otro lado, Anco Marcio fue el artífice de la creación de infraestructuras y la ampliación del territorio de Roma hacia el mar. Con Tarquinio Priscio, se inicia el periodo de la monarquía etrusca en Roma. Algunos autores han interpretado esto como signo de la influencia y dominación etrusca sobre Roma. En cambio, otros historiadores apuestan porque Roma siguió siendo una ciudad latina independiente, aunque altamente influenciada por el mundo etrusco y, también por el ámbito griego. 

No hay datos sobre como Tarquinio Priscio se hizo con el poder en Roma, pero las fuentes clásicas si nos hablan de una serie de obras públicas que se acometieron bajo su mandato, como por ejemplo la construcción del Templo Capitolino (dedicado a la Tríada Capitolina; Júpiter-Juno-Minerva). Poco se sabe de su sucesor, Servio Tulio, salvo las reformas sociales e infraestructuras que se construyen durante su reinado. Finalmente, los historiadores antiguos nos presentan a Tarquinio «el Soberbio» como un mal tirano, de ahí su seudónimo. De hecho, alcanza el poder tras asesinar a su predecesor y su política estuvo orientada a conseguir una posición hegemónica de Roma en el Lacio. Tradicionalmente, la deposición de Tarquinio se ha relacionado con una revuelta de los patricios en defensa de sus privilegios. De este modo, con el cambio de régimen los poderes religiosos del rey fueron sustituidos por los de un sacerdote (Rex Sacrorum) y los poderes políticos pasaron a los altos magistrados civiles (los dos cónsules). Aunque, a decir verdad, la realidad histórica fue mucho más compleja.


Conviene subrayar que la República nace con un componente extraordinariamente desigualitario, ya sea desde un punto de vista político, ya que los plebeyos solo serán tenidos en cuenta a la hora de formar el ejército, pero no para la vida política. También desde un punto de vista jurídico y religioso porque existirá una interpretación del derecho entre los patricios y los plebeyos. Así como una importante desigualdad económica, ya que desde los propios orígenes romanos, los patricios se habían hecho con las grandes propiedades de tierra frente a los plebeyos. Esta desigualitaria y tensa situación acabará desembocando en lo que se ha denominado como el conflicto patricio-plebeyo que, no en vano, va a caracterizar los primeros siglos de historia de la República.

Tradicionalmente, el conflicto se ha enmarcado desde el 494 con la secesión del monte Sacro (monte Aventino) cuando en pleno conflicto con los Volscos, los plebeyos abandonan el ejército y se retiran al Aventino, con la amenaza de fundar una nueva ciudad por la incapacidad de hacer frente a las deudas. La necesidad de mantener el ejército obligó a los patricios a negociar la creación de una magistratura  encargada de defender los intereses de los plebeyos, el Tribuno de la Plebe, con un poder basado en la potestas (no en el imperium) y con las facultades de auxilium e intercessio (veto). Esta institución se complementó en el 471, con la creación de una asamblea legislativa de obligado cumplimiento para los plebeyos, el Concilia Plebis. El próximo paso fue la Lex Icilia (447), propuesta por el tribuno de la plebe Icilio y que supuso el reparto de las tierras que ocupaba el Aventino sobre los miembros de la plebe. 


Un punto de inflexión lo marcó la redacción de las leyes de las XII Tablas en el 450, un hecho constatado por la arqueología y que la historiografía tradicional cuenta como tras continuas propuestas del Tribuno de la Plebe para que se elaborase un nuevo código de leyes más igualitario, se creó un paréntesis en el gobierno de la República con el nombramiento de un colegio de 10 patricios (Decemviri) con el objetivo de recopilar el derecho por escrito. Al no acabar su trabajo, al año siguiente se nombró un nuevo decenvirato, esta vez con plebeyos, que redactaron las dos últimas tablas. En el 449 los nuevos cónsules -Lucio Valerio y Marco Horacio- sancionaron las XII Tablas, que a pesar de tratarse de una recopilación de derecho consuetudinario, se introdujeron ciertas novedades probablemente por las influencias griegas. 

De este modo, tras años de luchas internas el conflicto patricio-plebeyo parecía diluirse, precisamente en un periodo en el que Roma iniciaba su expansión. Tras una incursión de galos en el Lacio en el 390 a.e.c. por la cual la ciudad quedó parcialmente destruida, los romanos se recuperan mediante una política expansiva que girará en torno a dos ejes: por una lado la fundación de colonias en los territorios conquistados y, por otro lado, la concesión de la ciudadanía romana en las mismas. Esta expansión permitió avanzar en el conflicto patricio-plebeyo con la aprobación de las Leges Liciniae-Sextiae en el 367 por las cuales, entre otras cosas, se daba acceso a los plebeyos a una de las más importantes magistraturas romanas, el Consulado. Finalmente, en el 287 la Lex Hortensia integró los Concilium Plebis dentro de la organización política de la república pasándose a llamar Comicios Patricios. De esta manera, se pone fin a un conflicto que duró décadas y, desde ese momento, las tensiones sociales en Roma estarán orientadas en torno a la nobleza patricio-plebeya y las masas populares, adquiriendo una mayor importancia las desigualdades económicas. 

Comentarios