Apuntes de arte: Picasso

Estas entradas se van a centrar en tres grandes artistas españoles del siglo XX; Picasso, Dalí y Miró. Son tres figuras que marcan la evolución y el desarrollo del arte incluso a nivel internacional. Además, su vida y sus obras estuvieron siempre vinculadas al contexto en el que vivieron, una época de grandes cambios sociales y políticos, y seguramente con los conflictos bélicos más violentos y destructivos que hasta entonces había conocido la Humanidad. El denominado «corto siglo XX» dejó una huella imborrable a la mayoría de los artistas que lo vivieron.


La gran mayoría de los historiadores del arte suele incluir a Pablo Ruiz Picasso entre los grandes genios artísticos del siglo XX. Su desarrollo como artista supuso una verdadera revolución para el mundo del arte, ya fuera por su fuerza creativa o bien por su capacidad de participar en muchos estilos y géneros. Nació en España, en una Málaga que se encaminaba a plena crisis de final de siglo (1881), aunque desarrolló la mayor parte de su obra en Francia, como veremos más adelante. Seguramente su interés por el arte pudo venir de su padre, ya que era profesor de Dibujo y Pintura en la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo en Málaga. Pero, con 9 años, y tras una breve estancia en La Coruña, su familia se trasladó definitivamente a Barcelona. Allí fue donde Picasso comenzó a relacionarse con algunas de las vanguardias artísticas de finales del siglo XIX, a través de su paso por la Escuela de Bellas Artes de Barcelona. De esta época son sus primeras obras reconocidas por la crítica y nos habla de un alumno brillante, pero poco disciplinado. Esta falta de disciplina era un consecuencia directa del rechazo que tenía Picasso sobre la enseñanza tradicional de las artes. 

Poco a poco el lenguaje artístico con el que se expresa Picasso se va haciendo más libre y moderno con pinturas de paisajes, escenas callejeras, así como algunos retratos y caricaturas. Su vida bohemia le llevó a integrarse en los grupos artísticos del modernismo barcelonés donde destacará por sus retratos y sus dibujos eróticos. En su última etapa de formación (de 1900 a 1904), Picasso realizó su primer viaje a París donde además fundó la revista «Arte Joven». Allí, comienza una nueva etapa artística que se ha denominado como «época azul», principalmente por tratarse de cuadros técnicamente simples con un colorido monocromo azul. Son pinturas que reflejan el mundo de los afligidos, del dolor y del hambre, una denuncia de la miseria humana con la representación de hombres famélicos y alargados -influencias de la pintura del Greco-. Desde 1904 se instala en París, en una época en que desarrolla una pintura menos trágica que la etapa anterior. La «etapa rosa» (1904-1907) coincide con una de sus primeras relaciones amorosas conocidas y el color rosa empieza a ganar terreno sobre el azul. Además, aparecen nuevos temas en sus pinturas, arlequines, payasos o equilibristas, además de desnudos, con rasgos serenos y equilibrados, que recuerdan en su forma a la escultura ibérica. Picasso no cayó en el paisajismo, la pintura era el reflejo de sus vivencias y, por lo tanto, el hombre será el protagonista de sus obras a lo largo de su vida.



Una vez conoció la pintura de Cézanne, y estimulado por algunos conocidos en largas discusiones teóricas, buscó crear una pintura pura y absoluta. De hecho, la construcción de objetos en la imaginación será la principal problemática del cubismo, aunque dentro del mismo fue evolucionando a lo largo de varias fases. Una primera fase sería el cubismo primitivo, influido por la escultura africana y el arte ibérico, en esta etapa abandona la perspectiva y la ilusión de profundidad. Son obras geométricas y de experimentación entre las cuales podemos destacar Las señoritas de la calle de Avinyó (a veces conocido como Las señoritas de Avignon). Este cuadro, oleo sobre lienzo de 1907, marcó el comienzo del nuevo lenguaje cubista, que después también continuará Braque en un proceso continuo de comunicación con Picasso. La escena representada se desarrolla en un prostíbulo de la calle barcelonesa de Avinyó. Los cuerpos de las mujeres tienen un tono rosado casi uniforme, muy similar a sus anteriores pinturas de la etapa rosa. 

Con esta obra Picasso no pretendía mostrar a la apariencia real, sino la verdad intelectual -lo que pensamos sobre algo, no cómo lo vemos-. Además, con esta obra aprovechó para homenajear al arte ibérico, con un gran interés para él en esos momentos (solo un año antes el Museo del Louvre había acogido una muestra de arte ibérico). De todos modos, las influencias sobre esta obra no solo se remontan al arte ibérico, también hay un importante influjo de la escultura africana, la pintura gótica catalana, apreciable por el hieratismo, y la impronta de la obra de Cézanne por la geometrización de las formas y de El Greco con su canon alargado de cuerpos y rostros. Como hemos dicho antes, esta obra es una verdadera reflexión intelectual sobre el arte, ya que prescinde de los incuestionables preceptos renacentistas como la profundidad espacial, la luz y el color como instrumentos de creación volumen o la imitación fidedigna de la apariencia real.



A lo largo de la primera década del siglo XX continua su camino a la abstracción pasando del cubismo primitivo al cubismo analítico y sintético. En este fase, el cubismo entiende que la visión del ojo es incompleta y, por lo tanto, era necesario mejorarla con lo que conocemos sobre el objeto representado. Esto obligaba a hacer un análisis, una separación, de los diferentes elementos que constituyen el objeto. En otras palabras, reconstruir el objeto mentalmente mediante un ejercicio de abstracción. Uno de los mejores ejemplos de esta fase es un retrato que Picasso dedicó a Ambroise Vollard, un conocido marchante de arte (1911). En el mismo, encontramos una fragmentación de planos casi infinitos hasta el punto de que puede resultar difícil reconocer al personaje. Hay un predominio absoluto de la línea, debido al interés que Picasso tenía por la estructura formal. Asimismo, hay una perdida de importancia en el color, reducido a una gama limitada, al igual que la perspectiva y la profundidad que desaparecen por completo.



La Primera Guerra Mundial interrumpió su evolución. El impacto de la guerra y sus relaciones sentimentales le transportaron hacia tendencias surrealistas. Un ejemplo de este periodo es su obra Mujer sentada al borde del mar, donde la figura humana ya no solo se basa en curvas y elipses, sino que también introduce trazos angulosos, que según algunos autores refleja el un espíritu atormentado. Esta será una época de técnicas y estilos divergentes, ya que además de esta nueva pintura que busca adentrarse en las profundidades del ser humano, Picasso también cultivó la escultura abstracta y figurativa, no obstante a lo largo de su vida llegará a realizar unas 600 esculturas. 

Ya en la década de los 30, con la crisis económica y política, la pintura de Picasso será un reflejo de su pesimismo, con la introducción de nuevas anatomías mediante el uso de ángulos y elipses. La obra más importante de este periodo y, seguramente, su obra más conocida es el Guernica (1937). Tras el bombardeo de la ciudad de Guernica por la Legión Condor -las tropas alemanas que ayudaban al general Franco en la Guerra Civil Española-, la noticia salto a los periódicos de media Europa. En Francia, Picasso contempló las imágenes del cruel bombardeo, que le sirvieron de inspiración para el encargo de una pintura que formaría parte de la colección que se iba a exponer en el pabellón de España en la Exposición Internacional de París de 1937. De este modo, el Guernica fue el resumen de todas las experiencias anteriores del artista; cubismo, curvismo, expresionismo aquí podemos ver todos los estilos en un escenario de horror y violencia, de odio del hombre hacia el hombre, donde el sufrimiento, el dolor y la muerte son los grandes protagonistas. Sin entrar en detalles de la significación de la obra, desde el punto de vista técnico, la pintura es plana, bidimensional y con cierto carácter mural dado el tamaño que tiene el lienzo.



Tras el periodo de guerra, tanto la Guerra Civil como la Segunda Guerra Mundial, Picasso se vuelve más optimista y eso se refleja en sus pinturas, con inclusión de temas clásicos, el mar, palomas, ninfas, faunos, seres mitológicos, así como temática erotica. Del mismo modo, abundan muchos temas referentes a España, como por ejemplo las corridas de toros. Durante esta época también cultiva en buena medida la cerámica con esculturas de pequeño tamaño, así como otro tipo de soportes. De esta época destaca Masacre en Corea (1951), pintado en 1951 está totalmente pensado para retratar el horror de la Guerra de Corea (1950-1953). De hecho, en este cuadro Picasso intentó emular a otros grandes pintores como Goya con su Fusilamiento del 3 de Mayo o Manet y el Fusilamiento de Maximiliano.


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