Historia y videojuegos: La saga de Wolfenstein (Parte I)
Hace unos meses hicimos un pequeño comentario en el blog acerca de un videojuego con un perfil totalmente volcado a la didáctica de la Historia -en concreto de la Primera Guerra Mundial, aprovechando la oleada mediática que le ha proporcionado su centenario- como era Valiant Hearts: The Great War (Ubisoft Montpellier, 2014). El hecho es que recientemente he tenido la fortuna de poder asistir a un coloquio del Doctor en Filosofía y Letras Julián Pelegrín Campo sobre la aplicación de la historia contrafáctica o contrafactual en la didáctica de la Historia (dentro de un marco de enseñanzas secundarias). Esa charla, muy brillante y que tiene su correspondiente artículo científico para consultar (1), me abrió los ojos en torno a la posibilidad que tiene la historia contrafactual no solo para enseñar historia si no también para lo que generalmente se ha usado, crear relatos de historia alternativa.
En este sentido, considero una verdadera lástima que en el panorama historiográfico español no se le haya prestado mayor atención a un modo muy interesante de interactuar con la Historia, que si bien no es científica -en eso comparto la opinión de algunos de sus críticos-, tampoco podemos olvidar que existe y ha existido. De hecho, los primeros planteamientos desde un punto de vista contrafactual los tenemos desde que existe la propia Historia, Heródoto (siglo V a.E.) y Tucídides (siglo V-IV a.E.) ya elaboraron reflexiones contrafácticas en sus narraciones (Julián Pelegrín 2010, pp. 5-6). Pero no solo eso, la historia contrafáctica tendrá un brillante recorrido hasta el siglo XIX, cuando el ascenso de la historiografía profesional la aparte de su lado al no considerarla empíricamente demostrable. Desde ese momento, el desequilibrio entre las creaciones históricas y literarias será un hecho hasta prácticamente nuestros días (Julián Pelegrín 2010, pp. 6-16).
Hoy, gracias a brillantes aportaciones como Julián Pelegrín y multitud de profesionales de la historia internacionales, la historia contrafáctica se vuelve a considerar una herramienta útil para la comprensión de la propia ciencia histórica. Por todo esto, he querido recuperar el comentario de videojuegos. Porque creo que en los últimos años, más allá de la literatura y el cine, ha sido el mundo de los videojuegos el sector que más ha sabido explotar los temas relacionados con la historia y por lo tanto también con la historia contrafactual. En este sentido, no hay nada más apropiado que hablar de una de las franquicias clave de este género, la saga de Wolfenstein.
La saga la inició Castle Wolfenstein (Muse Software, 1981). Ideado por Silas Warner para Apple II, más tarde sería exportado a otras plataformas. El juego era un shooter 2D en tercera persona y nos ponía en la piel de un prisionero de guerra aliado durante la Segunda Guerra Mundial. El objetivo era salir con vida de una fortaleza nazi, con varios niveles de dificultad y distintos tipos de enemigos, desde soldados rasos de la Wehrmacht hasta tropas de asalto de las SS. Por ello, es considerado como uno de los precursores de los juegos de sigilo (stealth game) que más tarde explotarían otras sagas como Metal Gear. En este sentido y a pesar de las limitaciones técnicas de la época, el juego tuvo una acogida considerable, lo que le sirvió para aprovechar su tirón y lanzar una secuela, Beyond Castle Wolfenstein (Muse Software, 1984). Un juego muy similar en cuanto a jugabilidad y apariencia pero con una novedad argumental muy importante, la misión consistía en matar a Adolf Hitler con una bomba -inspirados, por lo tanto en el intento de asesinato por parte Claus von Stauffenberg en el complot del 20 de julio de 1944-.
Pero, no fue hasta la llegada de Wolfenstein 3D (id Software, 1992) cuando esta saga de videojuegos se convirtió en pura leyenda del gaming. Llamado el «padre de los shooters 3D», fue un antes y un después del género de acción en primera persona. Por primera vez, el jugador encarna al espía estadounidense William J. Blazkowicz, que se encuentra en una fortaleza nazi de la que tenemos que escapar. El argumento es muy similar al juego que inició la saga, pero gracias a los adelantos gráficos y técnicos, por primera vez podíamos ver, aunque muy difuminadas en la trama, parte de las atrocidades que se cometían en las prisiones y en los campos de concentración nazis. Además, progresivamente se van añadiendo las primeras notas de ficción histórica, ya que entre soldados y miembros de las SS nos tendremos que enfrentar al mismísimo Adolf Hitler equipado con un traje robótico y cuatro ametralladoras. Y aunque parezca sorprendente, en las siguientes entregas esta fusión entre historia y fantasía iba a llegar mucho más lejos, con episodios muy interesantes de historia contrafactual que en la segunda parte de esta entrada comentaremos.
(1) Julián Pelegrín, «La historia alternativa como herramienta didáctica: una revisión historiográfica», Proyecto CLIO, 36, 2010.
(1) Julián Pelegrín, «La historia alternativa como herramienta didáctica: una revisión historiográfica», Proyecto CLIO, 36, 2010.
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