Julián Casanova, La historia social y los historiadores, 1992 (Parte 1)
La reacción frente al historicismo es el origen de la historia social. Este es el eje principal sobre el que versa este libro, donde Julián Casanova desarrolla toda la evolución de la historia social desde su nacimiento, pasando por su consolidación y por último, el periodo revisionista al que se ha visto expuesta. De modo que estamos hablando, entorno a cien años de un recorrido historiográfico en donde el libro nos recuerda, que no se debe olvidar el contexto donde se desarrolla esa labor intelectual por las personas en su tiempo.
El autor, Julián Casanova, dedicó los primeros años de su vida profesional a la investigación acerca del anarquismo –siendo este su tema de tesis doctoral (1)– y a raíz de una carencia en la enseñanza de la historia en la universidad española, decide iniciar un recorrido a través de la historiografia que desembocó en el libro La historia social y los historiadores. Así pues, de la misma manera que la historia social nace como un reacción frente a la historia de la apología del poder, el libro de Julián Casanova es una reacción frente a la escasez de estudios y debates historiográficos referentes a la historia social en la España de los años ochenta. Una escasez por otra parte, nada casual. La excepcionalidad del periodo franquista en la historia de España, había motivado el olvido de realizar cualquier tipo de historia «desde abajo» y todo ese tipo de estudios no se proliferan hasta la década de los noventa. Siendo esta la principal razón por la que el libro no dedica ningún apartado –excepto el secano español– a la historiografía española, ya que no hay tradición de la historia social que reivindicar, de modo que el libro se dedica de manera central al desarrollo historiográfico en el mundo occidental.
Leopold von Ranke
Debemos ubicar por tanto, el inicio de la historia social en una situación opositora frente al historicismo, en unos años donde está forma de hacer historia no era discutida. El historicismo no era más que la continuación de una historia realizada desde el poder, solo que en el siglo XIX aporta una serie de métodos científicos que profesionalizan la historia como una ciencia independiente. Alemania será el eje central del historicismo, en pleno proceso de creación del Estado Nación. De modo que la historia se convierte en una herramienta para la integración dentro de las naciones. Unas naciones que son tratadas como individuos, y como individuos, se relacionan entre ellos –política internacional– dejando de lado los intereses de las clases populares. Al tratarse de una historia «oficial», las únicas fuentes sobre las que trabajan son documentos oficiales, los cuales deben ser interpretados pero nunca analizados, destacando la objetividad del historiador. Esta es la producción historicista, abanderada por Leopold von Ranke, una historia centrada en el relato de los acontecimientos político y militares, una historia con leyes fijas sin posibilidad de comparativa, una historia que rechaza la teoría y que utiliza la narrativa como hilo conductor, en definitiva una historia al servicio del poder legitimado, con un claro abandono de las perspectivas sociales.
Max Weber
Esta forma de entender la historia, no habría tenido oposición en Europa sino se hubieran producido una serie de transformaciones sociales motivadas por la introducción del capitalismo y la industrialización en el siglo XIX. Unas transformaciones que dan conciencia de si misma a una masa popular hasta entonces ignorada y unas élites aristocráticas que se ven desplazadas por una burguesía con hambre de poder. En este contexto, comienzan las primeras alternativas frente al historicismo, desde los precedentes de una historia popular en Francia –con Jules Michelet–, la teoría de Karl Marx para entender los cambios que había producido el desarrollo capitalista, hasta los inicios de una conexión con la sociología –con Max Weber, Emile Durkheim, Auguste Comte y Herbert Spencer como sus principales valedores–. Todo este conjunto de rebeliones frente a las explicaciones dominantes, se fue conociendo como historia social, con un mayor campo de estudio social, económico y cultural.
(1) Julián Casanova Ruiz, Anarquismo y revolución en la sociedad rural aragonesa durante la Guerra Civil (julio de 1936 – mayo de 1938). (Tesis de Doctorado – Universidad de Zaragoza, 1983)
*La versión aquí utilizada: Julián Casanova. La historia social y los historiadores, Barcelona, Crítica, 2003.
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