Apuntes de historia: Introducción a la historia de los griegos

«De nuestra sangre, hacia los que hablan nuestra lengua, hacia los que tienen la misma religión, la comunidad de templos y edificios, la uniformidad en las costumbres y la semejanza en el modo de pensar y de vivir». Esto lo dijo Heródoto y por ello podemos confirmar que los griegos tenían una concepción de sí mismos como un pueblo, a pesar de que a lo largo de toda la Antigüedad no tuvieron un gobierno común hasta la llegada al poder de Filipo II de Macedonia. En este sentido hablaremos siempre de mundo griego, o de historia de los griegos, ya que en aquellos momentos, Grecia como tal no existía aunque tuvieran conciencia de sí mismos. De hecho, los griegos usaban el concepto abstracto de la Hélade para definir su territorio nuclear. El concepto de lo griego, como lo entendemos hoy día, es de origen romano.


Situamos el nacimiento de la civilización griega al sur de la península Balcánica, el mar Egeo, la costa occidental de Asia Menor y las zonas de su posterior colonización -zonas del Mediterráneo central como la Magna Grecia o Sicilia-. El núcleo, la península Balcánica, es una zona de relieve escabroso, y a pesar de no tener grandes alturas -el pico más alto es el monte Olimpo con unos 2900 metros- sí que tiene grandes problemas de comunicación al tratarse de un territorio pequeño. Solo hay tres grandes llanuras, la zona de Macedonia, la Élide y Tesalia. Además, es una zona de gran actividad volcánica, o al menos lo era, con volcanes significativos como el Mesana, Milos, Santorini o Nisiros. La clima corresponde al típico mediterráneo oriental, con pocas precipitaciones y temperaturas templadas. El mar será el principal modo de desplazamiento rápido, pues los ríos tienen poca importancia en la región. Y finalmente cabe destacar la importancia de los yacimientos de mármol y granito a la hora de desarrollar la arquitectura monumental en los momentos de máximo esplendor de los griegos.

En este sentido, a pesar de ser una región relativamente pequeña, la variedad geográfica es más que notable. Al norte se encuentra Macedonia, que limita con Tracia al este e Iliria al oeste. Es una región extensa con capital en Pella, contó con grandes recursos naturales, sobre todo la madera de sus bosques y algunos yacimientos de oro. Hablaban una variante dialectal del griego y no se configuró como una ciudad-estado, sumado a su situación periférica, pueden ser las razones por las que no se integrara en el mundo griego hasta mediados del siglo IV antes de la Era. Épiro es una zona agreste, en la Antigüedad una zona muy pobre, siempre bajo un régimen monárquico y que no tendrá gran repercusión política hasta el siglo III antes de la Era, cuando Pirro, rey de Épiro, contendrá a las legiones romanas al menos durante un tiempo. Como se le atribuye al propio Pirro «otra victoria como ésta y volveré solo a casa», de ahí la expresión victoria pírrica. Tesalia, con capital en Larissa, cuenta con zonas de grandes llanuras que en aquellos momentos sirvieron como lugar perfecto para la cría de caballos, aunque nunca fue una zona de gran relevancia. 

Dialectos griegos en el período clásico.

Nos adentramos en la Grecia central, una zona tremendamente accidentada pero con una gran importancia geoestratégica, sobre todo para el mundo heleno. Las islas del mar Jónico entre las que destacan; Corcira, Leucade, Ítaca -la patria de Ulises- y Zacinto. Luego de Oeste a Este regiones como Acarnania, conocida mucho después por ser el escenario de la batalla entre las fuerzas de Marco Antonio y Augusto en el año 31 antes de la Era. Etolia, Doria y  Fófide, son regiones muy montañosas. Beocia, región vecina y siempre rival de la Ática, su capital Tebas fue una de las polis de mayor importancia en la Antigüedad. Ática, con su capital Atenas, es sin duda la región de mayor repercusión política del mundo griego. Finalmente al este del Ática se encuentra la isla de Eubea, grande, con ciudades importantes como Calcia y Eretria, es además una región extremadamente fértil si la comparamos con el resto de Grecia. 

Para llegar al sur, primero tenemos que atravesar el istmo de Corinto, región muy importante desde el punto de vista de las comunicaciones y el comercio, y con dos polis que rivalizaran por el control de este último; Corinto y Megara. El Peloponeso es la península que hay más allá de Corinto. Una región grande donde podemos distinguir distintas zonas de influencia. Aquea, que no tendrá importancia al menos hasta el siglo IV antes de la Era. Élide, zona de grandes llanuras y donde se encuentra el santuario de Zeus Olimpico (Olimpia). Arcadia, zona rodeada de montañas y por lo tanto aislada del resto de las regiones. Argólide (Argos), una región de paso de gran relevancia, pero siempre envuelta en los conflictos de los griegos. Mesenia y Laconia, regiones que comparten destino puesto que de forma temprana la polis de Esparta someterá a un régimen de esclavitud a los habitantes de Mesenia. Una zona fértil que permitió a Esparta dedicarse a la política y a la guerra a tiempo completo.  


Atravesando el mar Egeo nos encontraremos con multitud de islas que jugaron un papel fundamental en la historia de los griegos. Creta, la isla de mayor tamaño y cuna de la civilización minoica en la Edad de Bronce. Islas cícladas, cruciales en el paso del Egeo y de gran importancia para los griegos como Naxos, Pasos o Delos. También las islas Esporadas del norte, base operativa de piratas que causaron grandes problemas a las rutas comerciales que abastecían la ciudad de Atenas. Llegamos a la costa de Asia Menor, helenizada durante los Siglos Oscuros, es una zona montañosa y con una gran variedad climática. En ella destacan las regiones de Misia, Eolía -Troya-, Jonia -Mileto, Éfeso-, Doria y Lídia, esta última en muchas ocasiones bajo domino de los Persas. Finalmente, aunque alejada de este ámbito, la isla de Chipre, que funcionó como punto de conexión entre el mundo griego y el mundo fenicio, entre Occidente y Oriente. De este modo podemos concluir en que las pésimas comunicaciones terrestres obligaron a los griegos a mirar al mar, y con esa mirada convirtieron a este en su medio de comunicación más eficiente. Además, los buenos puertos de la zona y la excelente visibilidad favoreció este acontecimiento. Del mismo modo, aunque no se puede hablar de un determinismo geográfico, el aislamiento que provocó ese accidentado terreno favoreció la creación de una identidad común entre los griegos y, también, una cierta influencia en su forma de organización social más extendida, las polis. Comunidades, pequeñas ciudades, donde los ciudadanos de pleno derecho, generalmente propietarios, gobernaban en oligarquía. Con un gran sentido de independencia, su economía era fundamentalmente autárquica y el déficit de recursos lo suplían con el comercio.

Por otro lado, para acabar con esta pequeña introducción a la historia de los griegos hay que ubicarlos cronológicamente. Generalmente su historia ha tenido una periodización en cuatro grandes fases. La primera fase, la de los llamados Siglos Oscuros, se lleva desde una fecha cercana al 1200 hasta el 776 antes de la Era. La segunda fase, la época Arcaica, desde el 776 hasta el siglo V. La tercera fase, la época Clásica, desde el siglo V hasta la muerte de Alejandro Magno en el año 323 antes de la Era y finalmente la etapa del Helenismo que se suele prolongar hasta la entrada del mundo griego en el ámbito de Roma. 

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